El
otro día me reuní con José Rosas, director de Nauti Perú y Perú Kite, un
aventurero que se asentó en Paracas desde el 2004. Con él estuvimos viendo un
documental extraordinario que es parte de una de las atracciones culturales
estilo Disney del museo que está construyendo llamado “Culture Raid”, simulando
una máquina del tiempo que te transporta a los inicios de la cultura Paracas y
te narra su historia.
Este
documental empezaba con unas frases que describían perfectamente el lugar donde
estábamos:
“Hay
un desierto que desafía el mar. Que lo observa. Que lo calienta.
Una
tierra que se interna en el agua convertida en viento. Transformada en
península. Este viento tiene un nombre. Esa tierra también. Sobre ella vivió
una cultura que ahora duerme el sueño eterno enterrada en el desierto. Bajo
este calor abrazador habitan aves, reptiles y mamíferos. Animales que fueron
inmortalizados por un pueblo ancestral.
Seres
vivos que compartieron y comparten el espacio con hombres que llegan al lugar a
disfrutar del sol, de la arena y del mar.
A
esta tierra, a este mar, a este viento y a esta cultura se le ha llamado ancestralmente………
Paracas”.
Como
ustedes ya saben, Paracas está en pleno desierto frente al mar, cerca de Pisco,
a unos 250 kilómetros al sur de Lima.
Paracas
significa lluvia de arena. Estos son los vientos más fuertes y constantes en
esta parte del continente, y le dan vida a las arenas convirtiéndolas en
verdaderas tormentas del desierto.
Aunque
un desierto puede parecer monocromo, el de Paracas está lleno de colores. La
textura de su arena cambia con cada paso. Hace millones de años, esta tierra
era un lecho marino que emergió desde el fondo del mar creando acantilados a
partir del levantamiento de la corteza terrestre.
Estos
acantilados son parte de la antigua cordillera de la costa. Están llenos de
cambiantes colores debido a los diferentes tipos de rocas formados en el
interior de la tierra.
En
su superficie hay arena. Pero bajo ella hay sal. Es un suelo que tiene 600
millones de años. Fue sedimento marino, pero ahora es playa, arena y sal.
Pese
al desierto, la vida siempre abundó en Paracas. Hace 325 millones de años todo
era verde. Abundaba la vegetación. Paracas es un lugar tan especial y
misterioso que gran parte de esta zona fue declarada en 1975 reserva nacional.
Hoy
en día, mamíferos, reptiles, peces y aves conviven con el desierto, el mar, la
niebla y el viento, al igual que los hombres y mujeres que pueblan la zona
contribuyendo a que el visitante pueda disfrutar al máximo de las prácticas
deportivas, junto a amplios y confortables hoteles desde donde podrán disfrutar
de toda la belleza del paisaje.
La
Reserva Nacional de Paracas es un lugar ideal para la práctica de diferentes
deportes de aventura gracias al viento, el mar y el desierto, aprovechando sus
acantilados y enormes bahías.
Por
eso decidimos con un grupo de más de 30 personas para hacer un road trip a la
Reserva Nacional de Paracas, una iniciativa de Columbia para probar con algunos
deportistas las prendas que ellos producen con la nueva tecnología Omni-shade
que consiste en proteger de la radiación UV bloqueando los rayos ultravioleta A
y B (UVA y UVB), permitiendo pasar más tiempo al aire libre y así contribuir a
prevenir quemaduras solares y el daño a la piel.
DESIERTO
CON VIDA
En
Paracas muchas especies endémicas y migratorias de aves pueblan el lugar,
inundándolo con sus vuelos, con sus gorjeos, con sus colores.
En
tierra, en la península y también en las islas, abundan colonias de animales.
El lobo marino es la especie de mayor tamaño. Tiene una vida social generalmente
apacible, aunque algunas veces violenta. Los lobos son muy curiosos, tanto que
se acercan a los botes que trasladan a los turistas.
En
medio del desierto se pueden encontrar reptiles como lagartijas. En el mar,
cientos de diferentes especies se convierten en las delicias de los visitantes.
EL
MISTERIOSO CANDELABRO
Camino
a las islas, uno queda deslumbrado por un magnifico descubrimiento. Un diseño
que permanece tatuado en un cerro de aquella vieja cordillera de la costa
gracias a la acción de la sal y de la humedad del mar.
No
se sabe quién lo hizo. Parecería ser un símbolo náutico ancestral de bienvenida
a esta tierra mítica.
En
las islas que rodean a la península se puede ver los viejos muelles desde donde
se extrae el guano para fertilizar las tierras.
Como
se aprecia, Paracas está lleno de vida y de misterio, una magnifica reserva
natural que tenemos la obligación de cuidar.