MÚSICA Y DANZAS
Gracias a recientes descubrimientos
arqueológicos de instrumentos musicales, se sabe que en el Perú la música se
remonta al menos a unos 10.000 años de antigüedad.
De esa larga tradición proceden las quenas, las zampoñas, los pututos
(trompetas de conchas marinas) y una gran variedad de instrumentos de viento en
cuya fabricación se emplearon materiales como caña, barro, hueso, cuernos y
metales preciosos, así como diversos instrumentos de percusión.
Mediante el contacto con Occidente se ha incorporado gran cantidad de
instrumentos, los mismos que han sido creativamente adaptados a las necesidades
rítmicas y tonales de cada región del país. Las muestras más evidentes son las
numerosas transformaciones que han operado en el arpa, el violín y la guitarra
en la sierra peruana.
El encuentro de lo andino y lo occidental ha dado origen en el Perú a más
de 1.300 géneros musicales. Pero dos de ellos han rebasado el ámbito regional y
se han convertido en símbolos de la identidad peruana: el huayno y la marinera.
En la actualidad continúan la asimilación de nuevos instrumentos -como sintetizadores, guitarras eléctricas, baterías y armónicas- y la creación de nuevos géneros, como la chicha o cumbia peruana, que permiten a la música peruana abrirse a nuevas influencias, para extenderse, nacional e internacionalmente, más allá del terreno reservado a lo vernacular.
En la actualidad continúan la asimilación de nuevos instrumentos -como sintetizadores, guitarras eléctricas, baterías y armónicas- y la creación de nuevos géneros, como la chicha o cumbia peruana, que permiten a la música peruana abrirse a nuevas influencias, para extenderse, nacional e internacionalmente, más allá del terreno reservado a lo vernacular.
Esta capacidad para la fusión e innovación musical expresa vivamente la
fuerza integradora y el carácter dinámico de la cultura peruana.
TRAJES TÍPICOS
En las zonas rurales del Perú, el traje es un importante distintivo, fruto
del sincretismo de los elementos prehispánicos con la ropa europea que fue
necesario llevar durante el periodo colonial.
El tradicional anacu inca fue
transformado por las mujeres en las conocidas polleras. Según la región, una
falda negra es acompañada de una faja de colores diversos, adornada con flores
en la sierra de Piura o la lliclla de lana de colores en Chiclayo.
En la sierra de Lima, la falda lleva una cenefa en rojo y negro y, en
Junín, al igual que en Cajamarca y en el Cusco, las faldas ya no son negras.
Las mujeres dejan asomar bajo su falda varias polleras de algodón bordadas,
hasta con hilos de oro y plata, con hermosos dibujos en el borde. El poncho
data del siglo XVII y, al parecer, es una variante del traje masculino, el
unku. Los tupidos ponchos cajamarquinos no dejan filtrar el agua; son tan
largos como en Puno, en donde se trocan por rojo durante los días de fiesta. En
el Cusco, los ponchos son cortos y con figuras geométricas muy elaboradas sobre
fondo rojo.
En la costa, los ponchos fueron utilizados por los latifundistas y están
hechos de algodón o de lana de vicuña. En la selva, tanto hombres como mujeres
de ciertos grupos étnicos, visten una cushma, una túnica amplia cosida a los
costados, adornada con tintes y figuras geométricas de la región. Los trajes
suelen ir acompañados por sombreros de lana o paja, algunos de colores. Pero en
las zonas de mayor frío en el ande, se suele utilizar el chullo, un gorro
tejido de lana que cubre las orejas y que está decorado con motivos
geométricos.
Los bailes regionales requieren de trajes distintivos. En la costa, para
bailar marinera el algodón de la falda fue reemplazado por la seda. En el ande,
los danzantes de tijeras adornan su hermoso traje con espejos y bordan a su
dios protector en la espalda.
ARTE PERUANO HECHO A MANO
La artesanía peruana se encuentra entre las más variadas del mundo, como lo
prueba la amplia red de exportadores que cada año expone el ingenio de los
peruanos en mercados europeos, asiáticos y norteamericanos. Su diversidad,
colorido, creatividad y múltiple funcionalidad hacen de ella una actividad
fundamental no sólo para la configuración de la identidad peruana sino también
para la supervivencia de miles de familias y aún de pueblos enteros, como los
de Sarhua y Quinua, en Ayacucho.
Pequeñas y grandes piezas que causan la admiración de propios y extraños,
contienen siglos de historia cargados de formas y también símbolos
prehispánicos que se funden y conviven con otros traídos por los españoles. Esa
identidad múltiple y compleja es, quizá y paradójicamente, una de las razones
de la marcada tendencia de la artesanía peruana al moderno "arte
ingenuo" que impregna de ternura e inocente sabiduría a sus piezas.
La excelencia de los oficios artesanales en el Perú se manifiesta, por
ejemplo, en la armonía de los diseños geométricos en los tejidos, la minuciosa
representación de la vida campesina en los mates burilados, el mestizaje
cultural y el colorido de los retablos. Pero también en la finísima talla de
las piedras de Huamanga, el complejo barroquismo de las tallas en madera, la
belleza de las piezas en oro y plata y las múltiples formas que toma el barro
en la cerámica.
Estas obras son sólo algunas de las manifestaciones de un pueblo que se
comunica principalmente a través del arte, utilizando para ello un lenguaje
cuyas claves fundamentales son la abundancia, la fertilidad y la apuesta por el
futuro.
DANZAS TIPICAS
·
La marinera
·
El huayno
·
El festejo
·
El vals criollo
·
El sikuri
·
El huaylarsh
·
El carnaval
·
El santiago
·
El harawi
·
Danzantes de tijeras
·
La chicha o cumbia peruana
·
La diablada
·
Selvática de Shipibos y Campas
·
Juncia o Matrimonio selvático
INSTRUMENTOS DEL PERU
·
El Cajon
·
La quena
·
La quijada
·
La mandolina
·
La guitarra
·
La zampoña
·
El charango
·
El arpa
·
La tinya
·
El pututo
·
El wakrapuku
ARTE EFÍMERO
Una de las mayores atracciones del misterio del arte efímero es el largo y
paciente esfuerzo que se despliega para que la belleza dure algunos minutos o
tal vez segundos. Se encuentran agrupados en este complejo género aquellos
trabajos como las alfombras de flores y los panes decorados o t´anta wawas que sólo pueden ser apreciados
durante un lapso muy corto, a pesar de ser obras de arte cuya elaboración ha
tomado un amplio despliegue de tiempo y creatividad.
Alfombras de Flores. Con motivo de las
principales procesiones religiosas, tanto en la sierra como en la costa, se
acostumbra elaborar hermosas y enormes alfombras de flores en las calles por
donde ha de pasar el santo homenajeado. El colorido de las flores y la
perfección basada en los dibujos empleados, que generalmente corresponden a una
amplia gama de imágenes de santos, escudos, mapas, paisajes y animales hechos
con mucha dedicación, tienen por principio un efímero resplandor que
inevitablemente acaban en las pisadas de los miles de concurrentes a las
procesiones.
En Ayacucho, principalmente durante la Semana Santa, se acostumbra elaborar
alfombras cuya característica principal son los diseños elaborados con el
ingenio y el arte característicos de sus pobladores. A partir de los años 40´s
se implanta esta ya costumbre ayacuchana con la presencia del Sr. Augusto
Torres procedente de Tarma, que fue el primero en elaborar estos trabajos en la
ciudad y a partir de entonces las alfombras de flores sufren una adaptación al
lugar, reemplazándose las flores, pues no hay muchas en la zona, por hojas de
plantas nativas, aserrín pintado y cal, adoptándose adicionalmente
características propias del retablo ayacuchano empleándose sus diseños en las
guardillas que bordean la alfombra.
T'anta Wawas. Otra práctica que
alcanza la categoría de arte es la elaboración de las t'anta wawas o “niños de
pan” como ofrenda muy especial que se ofrece en un altar, a las personas que
partieron al más allá. Esta celebración se realiza cada primero de noviembre.
Una gran variedad de motivos como wawas o niños, familias, casas, coronas de
flores y animales son representados con la harina de trigo. Los estilos oscilan
desde la impecable simpleza hasta la más compleja ornamentación.
En Ayacucho se le conoce como las “Wawa” y los “Caballos”, productos
tradicionales en las fiestas de Todos los Santos.
La “Wawa” – palabra quechua que significa “Bebé” – representa fertilidad y
son entregadas a las mujeres y los Caballos : fuerza, que son entregados a los
varones.
Velas y Cirios. Propia de la
provincia de Huamanga, distrito de Ayacucho. La cerería es otro arte vinculado
directamente con el culto religioso. Cusco, Ayacucho, Huaraz, Arequipa y Lima
son lugares de abundante producción de velas y cirios decorados. En las
procesiones de la Semana Santa en Ayacucho, las andas sobre las cuales se carga
a los santos tienen una base ricamente decorada con figuras de cera. Las
representaciones más frecuentes son flores, hojas, rostros de santos, ángeles,
animales de corral. Pero son las velas y los cirios de los más diversos tamaños
y decorados, los objetos más empleados en las fiestas patronales de todos los
pueblos del Perú. Como materia prima se utiliza la parafina, esta pasa por un
proceso para obtener las diferentes formas y figuras, para la decoración de las
andas de las diferentes procesiones. La cerería posee un lugar especial en las
artesanías ayacuchanas, es una especialidad que se transmiten de padres a hijos
por generaciones. Difícilmente se incorporan nuevos artesanos en esta línea
artesanal, mantienen un activo intercambio con diversas comunidades que
requieren de los servicios de estos productos, los cuales se incorporan a las
diversas celebraciones y fiestas tradicionales, originando una especie de arte
trashumante, debido a que estos personajes se van desplazando durante todo el
año de acuerdo al calendario religioso y festivo, los adornistas son las
personas que se encargan de la elaboración de los altares. Se caracteriza por
adornos decorativos de las procesiones religiosas coloniales en el anda. Estos
son elaborados solamente para las fiestas religiosas o patronales. En la fiesta
del Señor de los Milagros es impresionante la gran variedad y compleja
ornamentación que presentan estos trabajos; ver los cirios prendidos junto a la
imagen del Cristo Moreno en la iglesia de las Nazarenas es un espectáculo
conmovedor.
Son trabajos que se realizan con la parafina, con este material se elaboran
velas y diversas figuras como: flores, choclos, cirios, listones (hojas),
palomas, ángeles, parras de uvas, etc. que decoran las andas de las procesiones
de las fiestas religiosas de la región.
La cerería en la ciudad de Ayacucho mantiene firme la tradición y son
algunas familias como los Alarcón, que realizan esta labor desde hace 60 años
durante los cuales ganaron varios concursos y sus trabajos fueron exportados a
Miami, México, España, Japón entre otros. La familia Salvatierra y Camaña son
las que durante la Semana Santa se encargan de levantar altares efímeros sólo
para estas fechas. Estos maestros reciben el nombre de “adornistas”, y su arte
casi ha desaparecido en nuestro medio.
ARTE FUNERARIO
La tradición del arte funerario en el Perú se manifestó primero en la
pintura sobre las lápidas. En el cementerio de Chilca, a 60 km del sur de Lima,
se puede apreciar todo un desarrollo de estilos que comenzó por la reproducción
de pintura religiosa clásica occidental, para dar paso más tarde a
representaciones de la vida cotidiana de los difuntos. Otro lugar en el que el
arte pictórico es ya una tradición es en Puno, donde se trabaja básicamente
representaciones alegóricas referidas al mundo de los muertos. De igual modo en
Cajamarca, en las zonas de Huambocancha y Porcón, los cementerios están
tapiados de lápidas talladas en piedra de cantería con fachadas de iglesias en
miniatura, de distintos y cálidos colores. Dentro de este rubro cabe mencionar
también el creciente desarrollo de una arquitectura funeraria popular en los
cementerios de los nuevos distritos de Lima. En ellos se recrean, a manera de
maquetas, casas, iglesias y hasta pequeños pueblos.
CERÁMICA
La cerámica es una de las actividades más difundidas en el Perú. Antiguas
técnicas prehispánicas empleadas por las culturas Vicús, Recuay y Pashash, como
la "colombina" y la "pintura negativa", obtenida por la
reducción del oxígeno en la cocción, siguen siendo desarrolladas actualmente en
Chulucanas (Piura) y también en la selva norteña por nativos de las comunidades
Arabelas. Otra de las técnicas utilizadas en Simbilá (Piura), así como en
Mollepampa (Cajamarca) es el paleteo, que consiste en moldear la cerámica con
las manos y con golpes de paleta. La cerámica utilitaria y decorativa de
Chulucanas -particularmente en el distrito de La Encantada, donde hay censados
250 artesanos- es una de las más reconocidas, sobre todo por los finos matices
logrados por sus ceramistas en el uso del color negro y el bruñido en sus
vasijas, así como por la elaboración de personajes costumbristas (chicheras,
músicos y danzarines) y de animales que cobran vida con el barro trabajado a
mano. La cerámica tiene un circuito de comercialización muy extendido en los
mercados de Cusco, Juliaca (Puno), Arequipa y una red de centros artesanales y
ferias que se realizan en Lima.
Cerámica Ayacuchana. En Quinua, localidad
situada a 32 km de Ayacucho, la cerámica es la actividad principal del pueblo.
Las especies de barro de colores rojo y crema le dan una característica
especial a estas piezas que, a pesar de sus formas simples y casi infantiles,
poseen una gran fuerza expresiva. Son muy conocidas las pequeñas iglesias,
capillas, casitas y el toro de la Quinua. Igualmente se han hecho populares
personajes como los campesinos, las chismosas y múltiples representaciones de
temas religiosos.
Cerámica Puneña. Dentro de lo más
resaltante de la cerámica puneña se encuentra el torito de Pucará, una de las
figuras más difundidas de la cerámica peruana. Originalmente constituía un
elemento ritual que se utilizaba en la marcación del ganado. El torito, que a
la vez es un cántaro, servía de recipiente para la chicha que, mezclada con la
sangre del ganado, era bebida por los oficiantes de la ceremonia. En Puno
también se elaboran iglesias, capillas pueblerinas y casas, cuyos diseños de
apariencia ingenua están bañados con engobe blanco. El decorado se efectúa con
un pastillaje de flores y pinceladas de vidriado. Otras representaciones
frecuentes son los músicos, danzantes y varios elementos de la flora y de la
fauna del lago Titicaca.
Cerámica Cusqueña. La tradición Inca ha
marcado la producción de la cerámica en el Cusco. En una revitalización del
arte cusqueño, conocida como el "renacimiento del estilo incaico", ha
resurgido una abundante confección de piezas utilitarias y decorativas como el
Tica Curuna (florero estilizado), los ppucus (platos) y los diferentes tipos de
coloridos recipientes, como los keros, arybalos, qochas, ayanas y raquis. Otra
vertiente presenta la proliferación de la llamada "cerámica
grotesca", creada originalmente por Edilberto Mérida y, al parecer,
inspirada en los personajes de la cerámica de Quinua. Esta cerámica tiene como
característica la elaboración de personajes sin pulir, campesinos y cristos,
con rasgos deformes y atormentados cuyas manos enormes resaltan
desproporcionadamente.
CESTAS Y ARTÍCULOS DE PAJA
Son los tejidos de sombreros y canastas con fibras de carrizo, junco y
totora. La elaboración de canastas y sombreros se da sobre todo en los
departamentos de San Martín, Piura y Cajamarca, en cambio la totora es
utilizada en La Libertad y Lambayeque para la fabricación de los
"caballitos de totora" que desde épocas antiguas utilizan los
pescadores de Huanchaco, balneario cercano a Trujillo, como embarcaciones.
IMÁGENES
La imaginería viene de la tradición artesanal virreinal. Consiste en la
elaboración de una gran variedad de objetos vinculados a las diversas prácticas
mágico-religiosas. Los departamentos de Ayacucho, Cusco y Huancavelica ofrecen
la mayor variedad. El Retablo o Cajón San Marcos, las cruces, los santos, los
nacimientos, la Sagrada Familia y las múltiples representaciones del Niño Dios
son algunas piezas ubicadas en este género artesanal; actualmente también es
frecuente el desarrollo de temas costumbristas. Entre los materiales destacan
los diferentes tipos de pastas de harina de papa, semilla de níspero, yeso,
tela encolada y maguey. Son muy conocidas en este rubro artesanal las imágenes
religiosas de largos y estilizados cuellos creadas por el maestro Hilario
Mendívil y su esposa Georgina en el barrio de San Blas, en el Cusco.
Los materiales para la elaboración de las máscaras son tan diversos como su
lugar de origen: yeso, cuero, madera, mallas de alambre y hojalata. Dentro de
los tipos de máscaras más representativas se encuentran las máscaras de la
cultura Piro, la parlampán (personajes pícaros de la zona de Huaral), los
auquis de Ancash, los jija huanca de Junín (basadas en las cabezas clavas), los
huacones de la sierra central, así como los famosos diablos de los siete
pecados de Puno.
Retablos. Diminutas figuras
humanas, animales de la zona andina, imágenes de santos cristianos y dioses
tutelares precolombinos, estrellas, cerros y lagunas, son algunos de los
elementos que conforman el colorido mundo representado en los Cajones Sanmarcos
o Retablos.
Esta forma artística traída de España se remonta a la cuna de la
civilización occidental y tiene su antecedente en los dípticos romanos con imágenes
portátiles, hechos de tablillas que se cerraban una sobre otra. En el resto de
Europa se desarrollaron con el nombre de frontales o antipedios, y dieron lugar
a los retablos monumentales que componían los altares de las iglesias en los
siglos XIII al XV. Las versiones más cercanas al retablo peruano están en las
Cajas de Santos, especie de altares portátiles utilizados en España como parte
de la parafernalia ritual católica. Fueron los artesanos ayacuchanos quienes
vieron en los altares portátiles el elemento perfecto sobre el cual podían
hacer converger su tradición propia religiosa y aquella impuesta, sin despertar
las temibles sospechas de los extirpadores coloniales de idolatrías. Los
elementos de estos retablos estaban dispuestos en dos niveles: el superior
destinado al mundo celestial, con santos y animales sagrados andinos, y el
inferior referido al mundo terrestre. El área de circulación de estos retablos
se circunscribió inicialmente al ámbito de los pastores y campesinos de
Ayacucho. Y son justamente los artistas ayacuchanos quienes más han cultivado
esta tradición de gran importancia en la configuración del imaginario peruano.
Los retablistas más conocidos son Joaquín López Antay, ya fallecido, Florentino
Jiménez y Jesús Urbano. Estos tres nombres, dan origen a la vez a tres escuelas
o tendencias del Retablo: una de vertiente mágico religiosa, otra costumbrista
y la última de contenidos históricos y realistas. En la actualidad los estilos
y temas han proliferado, mano a mano con la emergencia del Cusco como otro de
los grandes centros de elaboración y comercialización.
Antiguamente, la obra era denominada missa mastay, expresión quechua que
poseeun primer término ambiguo. Para muchos puede significar “misa”, pero en
realidad tiene el sentido de “mesa”, esto es, el manto que se coloca en la
tierra para honrar los servicios de Dios (pagapu=”pago” al Apu, divinidad de
los cerros). Missa tambiénrepresenta el lugar del marcaje del ganado o herranza
de los animales.
La madera que se usa para recibrir el cajón es, mayormente, maguel. Las
figuras, a las que se dan forma con instrumentos sencillos (cuchillos, pinzas y
tijeras), son confeccionadas con una argamasa de papa y yeso, a las que se
decora con pintura de témpera mezclada con cola natural.
Aunque los hay, y ha habido, de varios tamaños y contenidos, las
dimensiones de un cajón de San Marcos suelen ser de 25 a 30 centímetros de
altura; de 20 a 25 centímetros de largo; y de 5 a 10 de profundidad. En la
parte superior hay un pequeño frontis triangular de 5 centímetros de alto. Dos
puertas decoradas que cierran el cajón y protegen a las figuras, completan el
objeto.
Tallas en Piedra de
Huamanga. En el Perú existen varios tipos de piedra sobre las cuales se realiza el
tallado: el granito, el basalto, la andesita, la piedra del lago, que se
encuentra en Puno y el alabastro blanco conocido como la Piedra de Huamanga
propia de la región de Ayacucho. La piedra de Huamanga era conocida como niño
rumi (niño de piedra) por las pequeñas figuras del niño Dios, que constituían
su motivo más reiterado. La talla en Piedra de Huamanga en la Colonia se inició
ante la escasez del mármol y de la porcelana. Los primeros motivos fueron
figuras del Niño Dios y otras de índole religiosa como santos, cruces, vírgenes
y relicarios. Los escultores coloniales dieron forma a imágenes y relieves
policromos, pero este rasgo desapareció en el siglo XIX reduciéndose a detalles
sobre hermosas alegorías de la patria y representaciones profanas.
Posteriormente los artesanos que encontraron en este soporte una materia
propicia para el tallado, fueron desarrollando nuevos motivos religiosos así
como imágenes vinculadas a la cultura criolla (por ejemplo la imagen de la
Vicuña pisando al León de Castilla). Actualmente en la Piedra de Huamanga se
representan nacimientos dentro de hornacinas ovoides, réplicas del monumento de
la Pampa de la Quinua, así como otras figuras de acabado tosco ideadas
principalmente como souvenirs.
El tallado en piedra de Huamanga que es un mineral algo más blando que el
mármol, casi siempre blanco, plomo o traslúcido, con el que los artesanos hacen
todo tipo de tallas, especialmente con motivos religiosos.
Durante la colonia la transparencia de este material se aprovechaba para
emplearlo en reemplazo del vidrio en las ventanas y tragaluces de los templos o
de las casas particulares de algunas ciudades del sur – en Ayacucho y Arequipa
todavía pueden verse muchos ejemplos-, pues la luz, al atravesar las delgadas
láminas, iluminaban con fulgor cálido y ambarino. En la actualidad las tallas
de piedra de Huamanga representan imágenes de santos, nacimientos y escenas
costumbristas de todo tipo.
Tallas en Madera. La talla en madera tuvo en la Colonia un fuerte desarrollo con la influencia de la escultura policromada religiosa. Se hicieron retablos, imágenes y mobiliario decorado en iglesias y conventos cuyo estilo barroco tiene en el famoso Púlpito de San Blas, de la iglesia del mismo nombre en el Cusco, a una de las más elaboradas piezas de este complejo estilo. Uno de los centros actuales de producción de la talla en madera queda en el pueblo de Molinos, en Huancayo. Ahí se elaboran desde utensilios y piezas decorativas hasta juguetes, entre los que sobresalen los llamativos "equilibristas de brazos móviles", además de una larga serie de animales como gallos, patos, caballos, asnos, leones y una especie de bestiario de animales fantásticos. Piezas de fina elaboración son también los bastones de Sarhua, del mismo lugar donde se hacen las famosas tablas pintadas.
MATES BURILADOS
La legenaria bulgaris, conocida como mate o calabaza en el Perú, es el
soporte para la elaboración del depurado arte del mate burilado. Los más
antiguos trabajos en mate datan de hace 3 500 años y fueron hallados en Huaca
Prieta (valle de Chicama), en la costa norte del Perú. En épocas más recientes
esta práctica ha tenido gran desarrollo en la zona ayacuchana de Huanta, de
donde provienen los "mates huantas", conocidos por la vitalidad de
sus trazos gruesos pero seguros, a través de los cuales el artesano representa
escenas de la vida campesina. Otra variante es la miniaturización de los
dibujos, que muchas veces sólo pueden ser apreciados por medio de una luna de
aumento. La técnica consiste en hacer finas incisiones con un buril sobre el
mate creando dibujos que generalmente representan escenas de un gran dinamismo
a manera de "historietas" con temas relacionados a la vida campesina.
En la actualidad, la labor más representativa es la de la zona del valle del
Mantaro ya que el burilado de cierto tipo de calabazas secas o mates que, con
exquisita miniatura, representan las tareas agropecuarias y danzas lugareñas en
un estilo que denominan “ayacucho” o “selva”, esto de desarrolla
específicamente en los distritos de Cochas Chico y Cochas Grande, en Huancayo,
en donde los pobladores aprendieron de los materos ayacuchanos la producción de
los mates burilados.
JOYAS
La abundancia de minerales y piedras semipreciosas en territorio peruano ha
hecho posible el desarrollo del trabajo creativo con los metales desde la
antigüedad. El oro trabajado más antiguo hallado en América del Sur corresponde
a la cultura Chavín (1 000 A.C.). Posteriormente se han hallado piezas
invalorables en las zonas de Chancay, Paracas y Cusco, así como bellísimos
trabajos de las culturas Mochica, Chimú y Lambayeque. En los últimos años se
descubrieron las famosas Tumbas Reales del Señor de Sipán, pertenecientes a la
cultura Moche (ss.VII al XIII), cuyos atuendos y adornos trabajados en oro
ostentan técnicas bastante adelantadas para su época. Esas técnicas usadas
hasta hoy por los artesanos en joyas, piezas escultóricas y utensilios son la
aleación, la soldadura, la fundición en laminado, así como el cincelado, el
calado, el hilo fundido, la filigrana y las aplicaciones, incrustaciones y
engastes.
Platería. Los centros de mayor
producción de trabajo en plata son los departamentos de Junín, Huancavelica,
Ayacucho y Cusco. Los plateros que han mantenido la amplia tradición colonial
desarrollan una rica variedad de formas y motivos, confeccionando joyas con
figuras de animales de corral, pavos reales, caballos y estrellas, así como
artículos de uso religioso y doméstico. Otras piezas importantes que
corresponden a la joyería en plata son los pinches de plata fundida en estilo
colonial cusqueño, los tupus o alfileres para sujetar las llicllas, collares de
alpaca trabajados con ónix negro y bambú, collares de plata con obsidiana,
aretes con ópalos en varios colores y de plata quemada estilo colonial, así
como el marqueteado en madera, para cuadros y espejos.
Filigrana en Oro. Es una técnica de
orfebrería en la que el oro es adelgazado a su mínima proporción para
enhebrarlo formando joyas de notable belleza. Uno de los centros de producción
del delicado arte de la filigrana de oro es el pueblo de Catacaos (Piura),
heredero de la tradición de la cultura Vicús. Las piezas más trabajadas son las
dormilonas o aretes y los collares, siendo la luna uno de los motivos
constantes en su ornamentación.
Piedras Semipreciosas. Otros materiales utilizados en la artesanía, especialmente en el área de la joyería, son tomados de la gran diversidad de piedras semipreciosas, muchas de ellas encontradas en territorio peruano y otras importadas, como en épocas prehispánicas, del resto de América. Generalmente con estas piedras se confeccionan collares, aretes, anillos y brazaletes. Entre las más bellas se encuentran la crisocola o turquesa peruana, el ónix, la obsidiana y el ópalo. Es imprescindible también mencionar el uso de la tradicional concha roja o spondylus, llamada antiguamente "el alimento sagrado de los dioses", con la que actualmente se sigue trabajando hermosas piezas de joyería.
OBJETOS DE CUERO
Los primeros trabajos de gran belleza, en cuero, fueron hechos en la
Colonia: baúles, sillones fraileros y una gran variedad de monturas, arneses y
otros elementos vinculados a la caballería. Sus motivos ornamentales están
desarrollados ya sea por la técnica del pintado, calado y del repujado, siempre
inspirados en el predominante arte barroco de la época. En la actualidad se
siguen haciendo los mismos objetos, especialmente sillas, perezosas, banquetas
y baúles, cuyas decoraciones tratan de temas costumbristas. En Puno se
confeccionan, además, caballitos de cuero con un bello y tierno estilo ingenuo.
TABLAS DE SARHUA
El pueblo ayacuchano de Sarhua se ha hecho mundialmente conocido por sus
tablas pintadas, una de las manifestaciones más originales de la llamada
pintura popular, una tradición que incluye los dibujos del cronista Guamán Poma
de Ayala (s. XVI), las acuarelas del obispo Martínez Compañón (s. XVI), del
pintor criollo Pancho Fierro (s. XIX) y las obras de otros creadores anónimos
que pintaron murales desde el periodo colonial hasta hace pocos años en
iglesias y capillas del interior del Perú. Las tablas de Sarhua son también
conocidas como quellcas, por su relación con los antiguos dibujos que los Incas
mandaban a confeccionar para registrar su período de gobierno. Se trata de
coloridas ilustraciones pintadas en un soporte de madera plana, que representan
las costumbres del pueblo, y acompañadas de un texto explicativo. Al principio
las "tablas" eran dibujadas sobre las vigas de los techos (en las que
inicialmente se plasmaban árboles genealógicos), pero hoy predominan los
formatos rectangulares y cuadrados para facilitar su comercialización. Uno de
los renovadores de este arte fue el pintor Carmelón Berrocal (1 964-1 998),
quien modificó los cánones establecidos sin perder los rasgos originales,
creando cuadros a partir de la tradición oral recopilada por él mismo.
TEXTILES
La textilería actual es heredera de una larga tradición prehispánica
desarrollada a lo largo de todo el país, entre los que destacan los mantos
Paracas y los tejidos Inca y Wari ayacuchano. Los textiles más antiguos,
encontrados en Huaca Prieta-Chicama, datan de hace unos 4 000 años. Los
materiales -que se siguen utilizando en la actualidad- son preferentemente el
algodón marrón y el blanco, las fibras de vicuña, alpaca y llama. Otros
materiales utilizados eventualmente pueden ser los cabellos humanos y los pelos
de murciélago y, más frecuentemente, los hilos de oro y plata. Además, todavía
se mantiene el uso de algunos tintes naturales que se combinan con la anilina y
otros tintes industriales, y el telar vertical y el telar a pedales continúan
siendo las herramientas con que se tejen la mayoría de mantas y telas. Los
departamentos donde el tejido tiene mayor vigencia son Ayacucho, Puno, Cusco,
Junín, Apurímac y Lima. En cuanto a la decoración cusqueña es frecuente
encontrar elementos como la tika, que representa a la flor de papa, y el sojta,
un diseño geométrico que simboliza el ciclo del sembrío. Existe aquí, una rica
variedad de chullos (gorros con orejeras) de mostacillas, bolsas coqueras de
lana, mantas con motivos geométricos, fajas y chumpis tejidos por metros, como
los que se venden en el mercado de Sicuani, o en el mercado dominical de Písac.
Otro centro de producción textil es Ayacucho, región en la que en décadas
recientes se ha popularizado la elaboración de tapices de trama y de urdimbre
con motivos abstractos.
Arpilleras. Es una artesanía de
origen contemporáneo, traída de Chile en la década del 70. Se trata de telas
sobre las cuales se realizan aplicaciones de figuras previamente elaboradas, en
las que se representa temas tanto testimoniales como costumbristas. Las
representaciones de personajes, animales y plantas cosidas a la tela matriz le
dan un llamativo efecto tridimensional al conjunto.
La arpillería fue integrada rápidamente a la labor artesanal de sectores femeninos -sobre todo migrantes de la sierra- ubicados en barrios periféricos de Lima, como Pamplona Alta, donde encontraron en este género una forma afín para expresarse artísticamente. Esta artesanía, cuya práctica está muy difundida en el Perú, ha tenido un importante desarrollo en zonas como el Cusco, donde se ha incorporado elementos decorativos tradicionales, como los muñecos y los textiles incas.
La arpillería fue integrada rápidamente a la labor artesanal de sectores femeninos -sobre todo migrantes de la sierra- ubicados en barrios periféricos de Lima, como Pamplona Alta, donde encontraron en este género una forma afín para expresarse artísticamente. Esta artesanía, cuya práctica está muy difundida en el Perú, ha tenido un importante desarrollo en zonas como el Cusco, donde se ha incorporado elementos decorativos tradicionales, como los muñecos y los textiles incas.
Bordados. Son famosos los
bordados de Chiqnaya, Puno, en grandes y pequeños mantos tejidos con lana de
oveja o algodón y que representan escenas vinculadas a la siembra, la cosecha y
las fiestas. También son muy conocidos los bordados de Chivay, en el Valle del
Colca, Arequipa, adornados con cintas de agua, grecas y pespuntes. En Huancayo,
Junín, durante la feria dominical se ofertan faldas bordadas en su totalidad
llamadas "centros" debido a que se usan debajo de la falda de un solo
color.
Hilados de Algodón. La confección de hilados aprovecha el color natural del algodón pardo y los sugerentes y sobrios tonos de los tintes naturales, aunque ahora esta variedad nativa enfrenta seria competencia del algodón industrial, sobre todo en las zonas artesanales de Monsefú (Lambayeque) y Cajamarca. La tradición del hilado se remonta a los inicios de la civilización andina y su producción artesanal persiste fundamentalmente en algunos pueblos de la costa y en las áreas altas de la sierra. En la Amazonia se elaboran prendas de vestir y mantas, de hilado muy fino y plano, sobre las cuales los nativos Shipibos de Pucallpa realizan decoraciones y dibujos de líneas geométricas inspirados en las visiones producidas por sus plantas sagradas.
Tapices. En el caso de los elaborados en el barrio ayacuchano de Santa Ana, los tapices siguen presentando diseños geométricos prehispánicos, a los que se ha añadido efectos modernos de perspectiva óptica. Otro lugar donde se puede encontrar hermosos tapices es San Pedro de Casta, en Lima, cuyos comuneros continúan usando tintes naturales extraídos de la cochinilla y de algunas plantas.
Tejidos de Punto. Los hallazgos de chullos, bonetes, fajas tubulares, muñecos y varias otras piezas provenientes especialmente de las culturas prehispánicas de la costa (Paracas, Nazca, Chancay y Mochica), demuestran una práctica antigua del tejido de punto. Esta técnica, que consiste en la elaboración de piezas -esencialmente prendas de vestir- mediante el simple cruce de un lazo a través de otro, permite, sin embargo, desarrollar motivos en alto o bajo relieves. Hoy, constituyen una floreciente actividad económica en Puno, Cusco, Arequipa y Lima. Puno es el mayor productor de chullos y chompas de fibra de vicuña, alpaca y lana de oveja. En esta región la elaboración de calcetines, calcetas largas y chullos de alpaca está a cargo de tejedores hombres.
UTENSILIOS DECORATIVOS
Existe en el mercado artesanal una amplia gama de piezas decorativas y
utensilios hechos con vidrio pintado, madera o arcilla que han tomado el estilo
y las técnicas del decorado de los marcos de espejos cajamarquinos. Azafates,
cajas, joyeros, artículos de escritorio, adornos con forma de animales,
lapiceros, centros de mesa, entre otros. La decoración está compuesta por
diminutas hojas y flores de una gran variedad de colores. Muchas de ellas están
matizadas con un efecto de envejecimiento con purpurina o neogelina sobre las
que se aplica una capa de barniz. Los lugares donde se trabajan estos objetos
son Cajamarca y Apurímac.
0 comentarios:
Publicar un comentario